La Negra Mercedes se fue pero ofreció su corazón, su voz.
Su magnitud!
Canta conmigo, canta. Hermano americano!
Pues, si todo cambia, yo sigo caminando y cambiando mi actitud.
Sólo lo que no cambia és nuestro sentimiento. El amor por tus canciones.
Por tu manera de hablar de cosas sencillas y a nuestra alma llegar.
Y vuelvo a mis diecisiete, al día en te vi por primera vez.
Que magia en mi cuerpo adolescente.
Toda la piel de América en mi piel
Todo cambió, de repente!
Mercedes Sosa se hizo conocer por mi mente.
Duerme Negrito, que tu mamá está en el campo. Como la cigarra.
Yo, desde Brasil, solo le pido a Dios que te cuide. Que tu, Negra
querida, pueda cantar en la eternidad y alegrar a corazones y mentes de
los buenos espíritus que contentos están con tu llegada.
Para nosotros, que nos quedamos, para continuar, para recalcar y
considerar solo nos hace falta que estés aquí, con tus ojos claros. Y
tu razón de vivir. Viva Mercedes Sosa!
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